Sé que este es un blog tecnológico y quizá más de uno pueda pensar que mi post se desvía, pero me gustaría comenzar mi andadura en ITBLOG hablándoos de esa parte necesaria para que la tecnología sea útil (que ese, al fin y al cabo, es su fin), es decir, cómo orientar un proyecto de software para que no solo sea un sinfín de líneas de código, sino algo que cumpla las necesidades y las funcionalidades que espera el usuario final y, por si fuera poco, hacerlo del modo más simple y visual posible.
Hace unos días escuchaba que muchas veces se hace complicado cumplir exactamente con lo que nos piden los clientes. Ese es el mal endémico de trabajar en modo autómata. Empeñados en aplicar las últimas tecnologías, proponemos “lo último” pensando que va a ser lo mejor y tal y como discurrió 2017 y está empezando 2018 (realidad aumentada y virtual, chatbots, inteligencia artificial…) estoy convencido de que, más que nunca, es el momento de hacerlo pero con matices.
Al final todo proyecto que empieza tiene un destinatario, los USUARIOS. Los usuarios van a ser los clientes de la aplicación, es decir, los que la disfrutarán, la odiarán, la criticarán, la usarán o la dejarán morir porque no hay quién la use. Por ello, hace ya años, que cuando se inicia un proyecto, primero buscamos definir los requisitos funcionales, los no funcionales y sobre todo, cómo lo vamos a hacer.
La UX, o experiencia de usuario, busca analizar las funcionalidades de los proyectos y como implementarlas en una pantalla de modo que sea lo más intuitivo para el usuario final y sobre todo lo más simple. Si además le añadimos la UI, es decir: en qué fuentes, qué colores y mediante qué distribución, estaremos rizando el rizo.
Hay ríos de tinta sobre cómo conseguir el nivel de satisfacción total en cuanto a diseño UX, donde expertos gurús nos dirán las claves que debemos conocer para que nuestros desarrollos sean los mejores. Eso está muy bien, es más, hay que utilizarlo, pero… si el cliente siempre tiene la razón, el usuario es la clave del éxito. Aquella persona que durante años lleva haciendo algo de una manera determinada es la que nos dará las pistas de cómo conseguiremos mejorarle su día a día.
Por tanto, preguntémosle más a los usurios, escuchemos qué nos dicen y a partir de ahí, trabajaremos mejor para ellos; pero, sobre todo, no perdamos de vista que no sirve el Café para todos. Está bien basarse en unos principios generales, pero como todo en esta vida, la clave está en adaptarlo al proyecto en concreto del mejor modo posible.
Hay que ofrecer una experiencia de usuario dónde éste sienta que sale ganando o se le mejora algo: menos tiempo para lograr “X”, menos coste, más información útil… algo que el usuario final detecte como algo mejor a lo que hacía esta ahora.
Muchos proyectos fracasan y fracasarán por no poner al usuario en el centro de éstos. De ahí radica la dificultad de realizar proyectos dónde no tenemos interlocución con los usuarios finales y por ello es importante e insistimos en que nuestro rol está en conocer a todos los participantes en el proyecto, tanto desde el lado de IT como de cliente final.Rubén Angaril
Sales Specialist & Service Manager | Soluciones Microsoft | Sogeti Spain
0 comments on “La experiencia de usuario”