Internet y el concepto de smart cities tienen mucho en común. Su cronología es muy similar si consideramos las distintas fases de desarrollo y las características similares de estas.
Internet, tras hacerse público en los 90, se convirtió un nuevo canal para que las compañías se presentaran a sí mismas. Después de esta fase, internet se convirtió en una plataforma para leer y escribir, no solo para las organizaciones sino también para las personas, a través de la creación de blogs y webs personales, cambiando la forma en la que compartimos e interactuamos en el mundo online. Una plataforma más social que se denominó finalmente Web 2.0. Hace unos años se volvió móvil con el auge de los smartphones y dispositivos móviles en general. Hoy, la convergencia de redes sociales, plataformas móviles y apps, analítica avanzada y big data, cloud computing, inteligencia artificial, sensores y otras “cosas conectadas”, están permitiendo que internet esté en todos partes.
En referencia a las smart cities han pasado por fases similares. La primera smart city era como un “escaparate” para grandes proveedores de IT que presumían de sus planes para infraestructuras IT y sistemas analíticos. A través de plataformas de participación social para los ciudadanos, en las que compartir ideas en torno a la mejora de las ciudades, las ciudades inteligentes evolucionaron hacia un escenario más social. Y ahora, con un smartphone en casi todos los bolsillos de los ciudadanos, la ciudad tiene también una interfaz móvil. Además, la existencia de sensores, la generalización de los smartphones, los sistemas autónomos y unas mejores baterías así como un software más inteligente en la Nube, están fusionando lo digital en lo físico, suscribiendo la idea de un internet que está en todas partes.
Todo ello impulsado en gran medida por la conectividad ubicua que viene del Internet de las Cosas. En las sociedades modernas todos somos parte de una Red, algo que puede tener un gran impacto en las decisiones económicas. El concepto inteligente no tiene que referirse en este caso a una mayor eficacia en infraestructura pero sí a nuevos modelos de negocio inteligentes.
Las smart cities están, por otro lado y como ocurre con internet, sujetas a dilemas sociales y culturales como la privacidad y la seguridad. Algunas de las cuestiones, en materia de seguridad y privacidad, que pueden tener lugar son por ejemplo: proteger de ataques los activos conectados o proteger la privacidad de los individuos cuyos activos pueden generar los datos (por ejemplo, los coches conectados).
Un gran reto de las smart cities es por tanto, los sistemas de la ciudad. Una smart city es segura y privada en función del software que utilice.
Este artículo ha sido previamente publicado en SogetiLabs.
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