Hace poco tiempo que hemos comenzado a oir hablar de la colaboración social dentro de las empresas. Sin embargo, en este poco tiempo, se ha avanzado considerablemente en esta materia y, hoy en día, muchas compañías son ya conscientes de los beneficios que reporta trabajar de manera colaborativa.
Vivimos en un contexto en el que prima el concepto de «cómo trabajamos», más que «dónde» o «cuándo» lo hacemos. Las empresas son concientes de ello y, poco a poco, están incorporando a su negocio soluciones tecnológicas que les ayuden a trabajar de manera colaborativa. El valor está en los equipos y en las comunidades, y estas sólo funcionan cuando colaboran entre sí.
Tradicionalmente, las empresas han trabajado con departamentos, áreas de negocio y proyectos aislados. Esto está cambiando. En la actualidad muchas compañías se encuentran en un proceso de transformación y rediseño de procesos, que las llevará a ser más innovadoras, digitales, colaborativas y lo que es más importante, más productivas.
Además de un cambio cultural significativo en «cómo trabajamos», la colaboración social también pasa por un cambio tecnológico. Pasa por la incorporación de herramientas de colaboración dentro del día a día de las empresas, las cuales permiten conectar a los empleados, quienes comenzarán a colaborar, independientemente de dónde, cuándo y cómo participen en el proyecto empresarial.
¿Cómo? Muy sencillo. La mayoría de nosotros ya lo hacemos. En muchos casos lo hacemos a nivel personal, pensad ahora en trasladarlo al negocio. A continuación, algunos ejemplos:
- Movilidad: los clientes y empleados esperan de las empresas poder interactuar con ellas a través de una app, ya sea con su dispositivo móvil o con una tablet. Gracias a la movilidad, el negocio estará siempre activo. De manera externa (clientes) e interna (empleados), podremos colaborar con tan sólo un click, independientemente de si uno se encuentra en Barcelona y el otro en Nueva York, o si simplemente están sentados en la misma oficina.
- Webs: algo tan tradicional como una web corporativa o un e-commerce, puede convertirse en una herramienta de colaboración social si se encuentra optimizada para dispositivos móviles, si nos permite acceder a las redes sociales de la empresa, descargar documentación de interés, realizar una compra, dejar nuestra opinión o atender un webinar.
- Redes sociales corporativas: también conocidas como intranet social, permiten que sea el conocimiento quién encuentre al empleado y no al revés. No son más que plataformas de colaboración interna que nos permiten crear wikis, foros, chats, blogs, comunidades… y trabajar en linea de una manera más óptima y eficaz.
Esos son sólo algunos ejemplos que ayudan a las empresas a ser más sociales y más colaborativas. También podríamos hablar de los chats internos, los repositorios de información en la nube, las herramientas de gestión empresarial, las posibilidades que ofrece el Internet de las Cosas, etc. Las posibilidades que la tecnología ofrece en este sentido son muchas.
Lo imporante es que las compañías comiencen a tomar conciencia de los beneficios de contar con clientes y empleados más satisfechos, más accesibles, más informados y más productivos. Es cuestión de dar el paso y comenzar a colaborar. Hoy en día, más que nunca, la experiencia de usuario es fundamental, tanto si éste se encuentra dentro, como si está fuera de la organización. Démosle valor. Colaboremos.
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Belén Peña es licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas y Máster en Dirección de Comunicación y Gestión Publicitaria. Cuenta con más de 8 años de experiencia trabajando en el área de marketing dentro del sector TIC. En la actualidad es Marketing & Communications Manager en SOGETI España.
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